Una buena base
La formación teórica no es una simple memorización de conceptos o datos con el único fin de aprobar el examen de conducir, sino la base sobre la que se asienta el aprendizaje de la conducción y el manejo y control del vehículo en toda circunstancia, a la vez que una herramienta insustituible para tomar la decisión correcta en cada momento.
En Centro de Formación Zona Azul se proporcionan al alumno unos conocimientos y actitudes que le ayudarán considerablemente a la hora de iniciar las prácticas y avanzar con rapidez en el adiestramiento, con una mayor seguridad, control y correcta interpretación del fenómeno circulatorio en cada situación de tráfico.
Para ahorrar dinero y esfuerzos …
Además, esa sólida y amplia formación teórica que ha recibido requerirá un menor esfuerzo de aprendizaje en las clases prácticas de conducir, pues el alumno ya conoce las normas y ha interiorizado como debe comportarse a la hora de circular. Esto le supondrá una clara ventaja y un mayor progreso en el aprendizaje de la conducción, ya que no será necesario irle explicando durante las clases prácticas el comportamiento y la conducta vial que debe adoptar.
Todo ello se traduce en una menor inversión económica por parte del alumno, pues necesitará menos clases prácticas que alguien con una formación teórica insuficiente o inadecuada, a quien se le deben ir explicando las normas durante la circulación; por lo que su aprendizaje en la fase de prácticas, será más lento y costoso, necesitando un mayor número de clases para alcanzar la preparación adecuada.
Alto índice de aprobados
La experiencia pedagógica con que cuenta Centro de Formación Zona Azul a este respecto, constituye una garantía y la principal razón de su eficacia formativa, así como de su alto índice de exámenes de conducir aprobados y de alumnos satisfechos con la formación teórico-práctica recibida.
Calidad y profesionalidad
En Centro de Formación Zona Azul pensamos que la necesidad de una adecuada formación y educación vial no sólo es un requisito que se le exige a cualquier ciudadano para obtener el correspondiente permiso de conducir y poder circular por las vías públicas, sino también una obligación moral de cada uno de nosotros para salvaguardar nuestra propia seguridad e integridad; y reducir así la pesada carga humana y económica que supone la accidentalidad vial. Pero, también dicha necesidad es especialmente urgente en el sector de la automoción: transporte, distribución y logística, para cuyas empresas es primordial prestar un servicio eficiente en términos de calidad, profesionalidad y seguridad.
Contamos con profesionales con una amplia experiencia en esta materia, conscientes de la creciente importancia que la seguridad vial está asumiendo también en el mundo empresarial, no sólo en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, sino especialmente en la reducción de los costes humanos y económicos que se derivan de una inadecuada conducta vial de los distintos operadores o dependientes.
Compromiso social
La accidentalidad o siniestralidad vial está considerada por la Organización Mundial de la Salud como uno de los principales factores responsables de las enfermedades y de la mortalidad a nivel global; pues las secuelas y consecuencias que se derivan del mismo sacuden diariamente a miles de personas y constituyen un problema de salud pública mundial: afecta sin excepción a toda la sociedad y repercute muy negativamente y de forma exponencial en el balance económico de los costes sanitarios de cualquier país.
Los traumatismos causados por el tráfico cuestan a los países de la Unión Europea 180.000 millones de euros anuales, es decir, dos veces el presupuesto anual para todas las actividades en estos países. En España el coste social asociado a las víctimas de siniestros de circulación representa aproximadamente el 2% de todo el producto interior bruto o, dicho en otras palabras, equivale a prácticamente un tercio de la riqueza que genera en España todo el sector de automoción, uno de los más importantes en nuestro país.
Se trata sin duda de unos costes que ninguna sociedad puede permitirse, y que ponen en evidencia la necesidad de destinar un mayor esfuerzo financiero a su prevención. Esta cifra muestra que la siniestralidad por accidentes de tráfico es un problema de salud social de primera magnitud. Si bien en los últimos años ha descendido el número de fallecidos en carretera, no lo ha hecho de la misma manera el número de accidentes y heridos, con las consecuencias que ello implica sobre la calidad de vida, la demanda de servicios hospitalarios y de rehabilitación, las oportunidades laborales de los afectados o las pensiones compensatorias, a cargo de las aseguradoras y sobre todo de la Administración pública.
Por todo ello, en Centro de Formación Zona Azul sabemos que tenemos un compromiso moral con la sociedad, un compromiso social que no eludimos y que mantenemos presente todos los días.